Improvisadamente, se me ocurrió que mi buena amiga de blog, Marinel, podía inspirarse en uno de mis dibujos. El resultado, como cabía esperar, es mejor que mi original. Aquí dejo para el respetable las palabras derramadas:
Con su gorra calada; su raída chaqueta y su barba poblada, se aposentó en “su banco”. Era un acuerdo establecido; pero tácito, entre los que como él, vivían a la intemperie. Ese banco era suyo. Allí desplegaba su arsenal de objetos inservibles para otros; pero muy útiles para su desperdigada vida ¿social?. ¡Ja! Exclamó para sus adentros; ni vida social ni nada de nada, vida, que ya era mucho dado los tiempos que corrían.
Cogió la vieja servilleta que lo acompañaba desde tiempos inmemoriales y se la puso sobre el banco. Al poco; sustrajo del carro de compra que encontró en el vertedero, lo que posiblemente sería la mejor comida del día.
Se estaba relamiendo de gusto, cuando notó la mirada de alguien posada en él. Había desarrollado los instintos de forma considerable desde que la calle era su hogar. También notó que la mirada no era dañina. No sabía el porqué, pero esas miradas le hacían sentir que un frío extraño lo inundaban. Esta no lo era; seguro.
Giró la cabeza desganadamente en la dirección intuida y tropezó con unos ojos abiertos de par en par, fijos en su figura de vagabundo.
La mujer era joven y curiosa por lo que podía observar. No se amilanaba al mirarlo descaradamente; incluso movía la cabeza de un lado, luego del otro, sin apartar la mirada. ¡Qué atrevida! ¿No habrá visto nunca un ser en mis condiciones?. ¡Ah! Y sigue…¿ Me dejará comer tranquilo o tendré que llamarle la atención sobre su atrevimiento?
Intentó no darle importancia, para pasar a satisfacer a ese órgano ruidoso que tenía por estómago y que clamaba alimentos desesperadamente; imposible.
Se levantó decidido a poner fin a este absurdo. Quedó paralizado al ver que la joven lo hizo al mismo tiempo y dirigiéndose a él.
¡Demonios, ahora qué hago!. Caminó indeciso hacia ella para aclarar la situación, pero al llegar a su altura, las palabras huyeron despavoridas. ¡Las muy cobardes!
La chica si habló, volviéndole a dejar cual estatua de piedra:
-Disculpe caballero, soy pintora, ¿querría posar para mí?
viernes, 27 de junio de 2008
miércoles, 25 de junio de 2008
jueves, 5 de junio de 2008
Desenchufado
Y no me refiero al abuelo, sino a mí mismo, ya que este dibu no está tratado digitalmente excepto por la textura de papel arrugado que se la he añadido en Photoshop. Por lo demás no es más que un bolígrafo negro marca Styb (qué mal pintan, por cierto) con publicidad de los hoteles NH sobre folio de toda la vida. Vamos, menos glamour imposible.
Por cierto, ni es una metáfora sobre el devenir de la vida ni sobre la melancolía ni sobre la sabiduría de la vejez ni nada semejante. El caballero está a punto de sacar las cuarenta y ganar el campeonato de guiñote de su pueblo. Para eso lo he dibujado yo, ¡ea!.
Por cierto, ni es una metáfora sobre el devenir de la vida ni sobre la melancolía ni sobre la sabiduría de la vejez ni nada semejante. El caballero está a punto de sacar las cuarenta y ganar el campeonato de guiñote de su pueblo. Para eso lo he dibujado yo, ¡ea!.
Con perricas, grificos
Ilustración realizada para el V Certamen de cómic e ilustración del Departamento de Medio Ambiente de Comisiones Obreras de Aragón, en colaboración con la Concejalía de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Zaragoza.
Dibujo hecho en papel con un lapicero de los de toda la vida, pieza por pieza, para luego ser compuesta y coloreada en Photoshop.
Tengo el blog un poco abandonado, la verdad. Estoy probando estilos un poco diferentes, como el de Si Scott, pero ésas son palabras mayores...
Dibujo hecho en papel con un lapicero de los de toda la vida, pieza por pieza, para luego ser compuesta y coloreada en Photoshop.
Tengo el blog un poco abandonado, la verdad. Estoy probando estilos un poco diferentes, como el de Si Scott, pero ésas son palabras mayores...
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